Mes: febrero 2023

¿Existió alguna vez una auténtica ópera vasca?

Reproducimos aquí este interesantísimo artículo sobre los tímidos primeros pasos para la creación de una ópera vasca, escrito por Rafael Valentín Pastrana, y publicado en la revista Tema 8, el 25 de noviembre de 2019

El Tema 8 / Rafael Valentín Pastrana / Entrada publicada 25/11/2019. Enlace al artículo

Compleja es la génesis y andadura de la que iba a ser la primera ópera vasca de Jesús Guridi (Vitoria, 1886 – Madrid, 1961): Mirentxu. En 1909, para celebrar su XXV aniversario, la Sociedad Coral de Bilbao convocó un concurso para escoger cinco obras escénicas que impulsaran el teatro lírico vasco, empeño identitario que seguía las corrientes nacionalistas de pujanza por esa época. Como resultado de la exitosa cuestación, en ese mismo año 1909 se estrenó Maitena, de Etienne Decrept (texto) y Charles Colin (música). En 1910 se representan Mendi-mendiyan de José Power y José María Usandizaga, Lide ta Ixidor de Alfredo de Echave y Santos de Inchausti, y Mirentxu de Alfredo de Echave y Jesús Guridi el 31 de mayo de 1910 en el Teatro de los Campos Elíseos de Bilbao. Finalmente en 1911 sube a la escena la ópera Ortzuri de Resurrección Mª de Azkue. De los cinco montajes, únicamente pasarán a la posteridad las aportaciones de Usandizaga y Guridi. 

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El joven Guridi, que a la sazón contaba con veinticuatro años de edad, venía de estudiar en la prestigiosa Schola Cantorum de París con los maestros César Franck y Vincent d’Indy, pasando posteriormente a Alemania donde se empapó de la estética wagneriana. Influencias de estos tres compositores se detectan en Mirentxu, sobre todo en la sorprendente -por poco habitual por estos pagos- densidad orquestal de la obra, estrenada inicialmente como «Drama lírico en dos actos». Tras los defectos señalados por la crítica (ingenuidad del libreto, monotonía de los números musicales, exceso de amargura con un trágico final desvelado demasiado pronto) fruto de las prisas para llegar a la fecha límite y de la inexperiencia de Guridi, el compositor iniciaría un proceso de retoques y modificaciones que abarcará cuatro décadas.

Así, Guridi pone música a las partes dialogadas y Mirentxu se convierte en ópera, reestrenándose en Barcelona el 23 de enero de 1913. De esta versión barcelonesa no se llegó a entender porqué se había prescindido de las partes dialogadas, así que Guridi volvió a ponerla en escena en su versión original en el Teatro de La Zarzuela el 30 de abril de 1915, esta vez con el subtítulo de «Idilio vasco en dos actos», que obtuvo ahora sí  una magnífica acogida por parte del público. Transcurridos más de diez años Guridi, ya consagrado y seguro de sí mismo tras el éxito que obtuvo en 1926 con El caserío, recurre a sus fieles colaboradores Federico Romero y Guillermo Fernández-Shaw para que hicieran una nueva versión del libreto, vuelve a orquestar toda la obra y añade nuevos números musicales. Esta nueva Mirentxu se  estrenaría en el Teatro Arriaga de Bilbao el 10 de febrero de 1934.

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Maria Josefa Valverde (Pispo) habla de Guridi

María Josefa Valverde, Pispo para la familia, no sólo fue una alumna muy querida del maestro, fue una muy buena amiga suya. Vivieron muchas cosas juntos y sus palabras, siempre cariñosas, ayudan a trazar un perfil quizá menos conocido de Guridi: Su sentido del humor y su carácter «Chunguero» (Persona dada a las bromas), según las propias palabras de la organista.

Todo un descubrimiento esta entrevista hecha en Rentería, por Jon Etxabe Goñi en 1986.

MARIA JOSEFA VALVERDE

Entrevista de JON ETXABE GOÑI (errenteria.eus/web)

Este año se celebra el I Centenario del nacimiento de dos insignes músicos vascos, Aita Donostia y Jesús Guridi. Van a ser innumerables los festivales de música que este año centrarán sus programas en ambos compositores, paradigma de todos ellos MUSIKASTE, que este año ha prestado especial atención a estos dos grandes músicos vascos. De los intérpretes que este año han acudido a MUSIKASTE, hemos querido charlar con M.a Josefa Valverde, renteriana de nacimiento y alumna predilecta del maestro Guridi. Las líneas que a continuación ofrecemos son el resumen de una hora y cuarto larga de conversación con esta encantadora mujer.

—¿Usted, M.aJosefa nació en Rentería. Se acuerda del barrio, de la calle?

—Efectivamente nací en Rentería como usted bien dice, concretamente en la calle Viteri, si bien, después nos trasladamos a la plazuela de las Escuelas, donde mi padre había hecho una casa. M i padre tenía un negocio de prensa y litografía.

—¿Cómo recuerda sus primeros años, en aquel Rentería que le tocó vivir?

Bueno, hay que decir que durante el año nos mandaban internas, por lo que nuestra estancia en Rentería se reducía al verano. En esta época del año hacíamos una vida bastante regular, con alguna salida a San Sebastián para escuchar los conciertos que allí se ofrecían.

—Si pasaba las vacaciones en Rentería fundamentalmente, tuvo usted ocasión de vivir las fiestas patronales. ¿Qué recuerdo tiene de las Madalenas de aquella época?

¡Jesús!… ¡qué recuerdos! Me acuerdo que en las fiestas patronales era la única vez en todo el año, que salíamos de noche. Nuestra madre nos esperaba en el balcón hasta que regresábamos del baile y nos solía decir: «dónde habéis estado», y hacía cinco minutos que había terminado la música en la plaza. Bailábamos hasta reventar, tanto los bailables que tocaba la banda como el ttun-ttun, nuestros compañeros de baile eran los guapos del pueblo, Samperio, Gaiztarro, etc. Durante las vacaciones apenas nos hacían caso, pero enfiestas todo eran atenciones.

—Siguiendo con las fiestas, ¿se acuerda del Centenario?

— No.

—¿No me diga que en su época no se tocaba? Es la música que ahora, por lo menos da inicio a las fiestas tras el chupinazo.

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Nueva pista sobre la datación de la obra ‘Final’ para órgano de Jesús Guridi

Guridi leyendo su discurso en La Real Academia de Artes de San Fernando 09/06/1947

Jesús F. Ruiz García 14/07/2020 Enlace a la noticia

Jesús Guridi Bidaola (1886-1961) es uno de los mayores exponentes de la música de mediados del siglo XX y un referente de este período en lo que se refiere a la producción musical para órgano. Su calidad artística lo lleva a ser considerado parte de la “Generación de los maestros”junto con otros músicos de relevancia como Conrado del Campo, Joaquín Turina, Julio Gómez y Oscar Esplá.

Vitoriano de nacimiento, en 1939, tras la Guerra Civil, instala su domicilio en la calle Sagasta nº 12 de Madrid, ciudad donde comenzará su labor como director musical de Producciones Cinematográficas Ulargui Films y posteriormente, en 1944, ocupará la cátedra de órgano en el Real Conservatorio Superior de Música y ejercerá como organista titular de la Iglesia de San Manuel y San Benito. Durante este período, más concretamente, de 1948 a 1953, la publicación de obras para órgano del maestro Guridi se intensificará notablemente con obras como Variaciones sobre un tema vasco (1948), la publicación en 1951 de la Escuela española de órgano, que contiene una colección de veinte obras de dificultad media, y el Tríptico del Buen Pastor (1953). Destacamos su ingreso en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, el día 9 de junio de 1947, en el que pronunció el discurso “El canto popular como materia de composición musical” [momento que puede verse en la foto de Santos Yubero que ilustra esta noticia].

Nos ocuparemos a continuación de una obra que no se corresponde con este marco temporal; concretamente, analizaremos algunos aspectos del Final para órgano, inspirado en el sexto movimiento de la Sinfonía op. 14 (1899) de Louis Vierne (1870-1937), presentando una paráfrasis de los elementos compositivos, y recreando, de alguna manera, la vieja tradición compositiva de imitar a los autores admirados.

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