Mes: septiembre 2019

El Caserío y Mirentxu, en el teatro de la zarzuela.

Esta temporada coincidirán dos obras de Guridi en el cartel del teatro de La Zarzuela, según recoge GL (Gacetas Locales):

«Ópera en euskera y Plácido Domingo, en el teatro de la Zarzuela»

GL. Por Iñaki Ferreras Sábado 07 de septiembre de 201913:05h Enlace a la noticia

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La temporada 2019/2020 del Teatro de la Zarzuela supone la “continuación ineludible” del proyecto emprendido en 2015 por Daniel Bianco, encaminado a que el coliseo de la madrileña calle de Jovellanos “siga cumpliendo, tras cuatro temporadas, la misión para la que nació: ser el escenario privilegiado del teatro musical español, de la música con Ñ”, afirma el director del teatro, consciente de la importancia que para ello tiene la “próspera pluralidad de España” y la “fructífera conexión con Hispanoamérica”.

La temporada 2019/2020, cuyo primer título lírico se presentará el 3 de octubre y que se extenderá hasta el 12 de julio, presenta 11 títulos líricos, siete nuevas producciones –Tres Sombreros de CopaCecilia ValdésPolicía y ladronesLuisa FernandaAgua Azucarillos y AguardienteEl Pájaro de dos colores y La increíble historia de Juan Latino– , dos estrenos contemporáneos –Tres Sombreros de Copa y Policías y ladrones–, una reposición de producción propia –La tabernera del puerto–, dos recuperaciones de nuestro patrimonio lírico –Farinelli y El pájaro de dos colores– y una ópera española en versión de concierto y en euskera –Mirentxu–.

Por otro lado, el teatro inicia un nuevo ciclo de conciertos de cámara, se amplía el ciclo de Conciertos y se afianza el de Notas del Ambigú.

‘El caserío’, inicio de la temporada

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El Teatro de la Zarzuela reedita ‘El Caserío’ 93 años después

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La comedia lírica ‘El Caserío’ se estrenará el 3 de octubre en el Teatro de la Zarzuela, como ocurrió el 11 de noviembre de 1926. La obra estará en cartelera hasta el día 20.

El clásico se presenta en tres actos con música de Jesús Guridi y libreto de Federico Romero y Guillermo Fernández-Shaw.

“Santi, indiano, soltero y alcalde de la aldea, vive en el caserío familiar llamado Sasibill. Con él viven sus dos sobrinos, primos entre sí: Ana Mari, hija de su hermano y de la mujer de la que Santi estuvo enamorado y con quien no pudo contraer matrimonio por tener que emigrar a América; y José Miguel, un joven pelotari que solo piensa en vivir la vida apurando la juventud”.

Y en ese contexto se desarrolla la historia: Siendo el caserío el corazón de la familia vasca, su seno debe permanecer intacto. Es así como Santi ve ideal el matrimonio entre sus sobrinos, el cual garantizaría esta premisa de transmisión del patrimonio y la felicidad de ambos.

Pero surge un problema: la actitud de José Miguel, que le hace pensar a su tío que usar la herencia para seguir su diversión, dejando en la ruina el patrimonio y a Ana Mari.

Allí entran en juego diferentes personajes que van a tejer toda una maraña de acciones para ayudar a Santi, o para complicar la situación original, como los consejos del cura o los nuevos amores que pueda conseguir Ana Mari.

Una cuna mecida al compás

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DEIA. Por Jon Mujika – Sábado, 14 de Septiembre de 2019 – Actualizado a las 06:01h. Enlace a la noticia

LA suya fue una cuna meciéndose al compás, no tengan duda. No por nada, Jesús Guridi nació en un hogar melódico de hondas raíces musicales, al menos que se sepa y se intuya de puertas para fuera. Su padre, Lorenzo, fue violinista, y su madre, Trinidad, profesora de piano. Era, además, bisnieto del aragonés Nicolás Ledesma, celebrado maestro de capilla en Bilbao, uno de los músicos que más renombre alcanzaron en la villa, hasta el punto de que una calle concurrida de Bilbao lleva su nombre.

He ahí los primeros renglones de una vida armónica, el arranque de una sinfonía de mucho lujo. Siendo aún niño, su familia se trasladó a Zaragoza y, más tarde, a Madrid. Se instaló en Bilbao hacia 1899. El joven talento fue muy bien acogido por el círculo de melómanos de la sociedad El Cuartito. En 1901 realizó su primera aparición pública como compositor y pianista, con auspicio de la Sociedad Filarmónica. Además, fue premiado en los Juegos Florales de la Villa por su melodía Chalupan.

Gracias al apoyo económico del Conde de Zubiría viajó a París en 1904 para estudiar en la Schola Cantorum, que dirigía Vincent D’Indy. Allí sería condiscípulo de Resurrección Mª de Azkue y José Mª Usandizaga, con quien trabó íntima amistad. Profundizó sus conocimientos en Bélgica y Colonia.

A su regreso, la Sociedad Coral de Bilbao le encargó Mirentxu(1910), “idilio vasco” sobre libreto de Alfredo Echave que constituyó, junto a Mendi-Mendiyan de Usandizaga, el mayor hito del teatro lírico vasco hasta el momento.

Todos sus logros consolidaron la fama de Guridi, que pronto se convirtió en figura central de la vida musical de Bilbao. Así, entre 1912 y 1929 dirigió a la Sociedad Coral. Además, el compositor fue organista en la iglesia de los Santos Juanes (1915) y en la basílica de Santiago (1918), así como profesor de dicha especialidad en el Conservatorio Vizcaino. Por otro lado, estuvo directamente implicado en el hallazgo y puesta en valor de las pinturas rupestres de Santimamiñe (Kortezubi), en 1916.

El estreno de su gran ópera vasca Amaya en Bilbao (1920) y en Madrid (1923), a cargo de la Coral, supuso la culminación artística de aquel periodo. Las dificultades de este género le indujeron a abandonarlo en favor de fórmulas más comerciales de teatro lírico. Su primera experiencia en ese terreno fue la zarzuela de costumbres vascas El caserío (1926), que permanece como uno de los mayores éxitos del autor.