Los lieder de Guridi

 El pianista e investigador Alejandro Zabala ha recuperado numerosas canciones desaparecidas o inéditas del compositor vasco.
CÉSAR COCA

http://info.elcorreo.com/territorios/articulo/musica/2596290/los-lieder-de-guridi.html

A lo largo de su carrera, Jesús Guridi compuso alrededor de 70 lieder. Muchos de ellos no han sido publicados nunca, otros jamás han sido cantados en concierto y algunos ni siquiera se sabía cómo eran porque las partituras estaban ilocalizables. Hasta ahora. Una investigación del pianista y estudioso Alejandro Zabala ha rescatado estas canciones, las ha puesto en su contexto y ha saldado una deuda con el mejor compositor vasco, «con permiso de Arriaga». A punto de cumplirse 50 años de la muerte del autor de ‘El caserío’ y las ‘Diez melodías vascas’, las obras cuya música todo el mundo identifica de inmediato con el folclore de Euskadi, Zabala gestiona con las instituciones la publicación y edición discográfica de sus canciones. Un repertorio que es preciso sacar a la luz y difundir en el mundo.

De la amplia colección de lieder de Guridi, apenas se escuchan con una cierta frecuencia en los escenarios las ‘Seis canciones castellanas’, que han sido grabadas en numerosas ocasiones. Dos más de las que compuso reelaborando temas tradicionales vascos figuran también de vez en cuando en los programas de recital de algunos cantantes. Y en lo que respecta a los lieder, Guridi se acaba ahí. Del resto apenas se tiene noticia.

Y, sin embargo, es un género que aparece muy pronto en su producción. En el período formativo, el primero de los tres en los que Zabala divide la biografía del compositor alavés y que llega hasta 1908 -cuando regresa a Bilbao tras sus estancias en París, Bruselas y Colonia-, escribió al menos diez de estas canciones. Dos de ellas están fechadas en 1901 y las presentó a los Juegos Florales de Bilbao. El muchachito, que tenía 15 años, se impuso con una de ellas, ‘Chalupan’, y ganó una mención con otra, ‘Tu pupila es azul’, ambas, como en casi todos los casos, partituras para voz y piano. Se conocía la existencia de la primera, pero no se sabía nada de la partitura. De la segunda, ni siquiera había quedado noticia alguna. Ambas han sido localizadas por Zabala en los archivos de la familia Zubiría, uno de cuyos miembros, Tomás, tuvo una importancia crucial en la formación del joven compositor.

Sus mecenas, básicamente las mismas personas que pilotaban la Sociedad Filarmónica y crearon la Coral de Bilbao y más tarde la Orquesta Sinfónica, lo enviaron a París. Y allí escribió dos nuevas canciones sobre textos de Teophile Gautier -que dedica a Zubiría- y Lamartine. Ambas partituras se encontraban en el archivo de la familia Zubiría, aunque también existía una copia entre sus papeles. En el verano de 1905, durante unas vacaciones en Bilbao, compuso tres nuevos lieder sobre poemas de Trueba (‘Las Avemarías’ y ‘Misterio’) y Bécquer, ‘De un reloj se oía’.

Esa etapa de formación termina en 1908. Antes compondría tres canciones: se sabe la existencia de dos de ellas, ‘Cantabria’, sobre otro poema de Trueba, y ‘Soledad’, de nuevo a partir de Bécquer, por un programa de concierto de la Sociedad Filarmónica de 29 de octubre de 1907, pero ninguna ha sido hallada. De ese mismo año es ‘Saison des semailles: le soir’, con letra de Víctor Hugo, de la que se conocía la versión para voz y orquesta. Zabala ha localizado ahora la partitura original, para voz y piano.

Período fructífero

El período más fructífero de la carrera de Guridi en cuanto a la creación de lieder es el segundo, el que Zabala denomina bilbaíno y que va de 1909, cuando empieza a dedicarse profesionalmente a la música, hasta 1939, cuando terminada la guerra se instala en Madrid. La etapa se inicia con un acercamiento al folclore vasco, que hasta entonces le había sido completamente ajeno. Uno tras otro, recibe encargos de obras que reflejan la idiosincrasia local y que pretenden consolidar la tradición musical: ‘Miretxu’ y ‘Amaia’ son los más importantes.

Hacia 1910, el músico se va a Otxandiano para recoger elementos del folclore. Explica Zabala que se hace acompañar por un ayudante que anota las letras en euskera -él no conocía la lengua- y Guridi se dedica a recopilar la música, pero sin molestarse en demasiado en hacer transcripciones. No es la suya la aproximación de un musicólogo, añade Zabala. «Toma el material y lo trata de forma estética, depurándolo sin miramientos, sin estar limitado por la fidelidad al original».

Fruto de ese trabajo son sus ‘Dieciséis canciones vascas’, quepublica en el periódico ‘Euzkadi’. Dos de ellas han adquirido gran celebridad: ‘Ator mutil’ y ‘Goiko mendian’. A partir de la publicación, Guridi se convierte en el principal artífice del imaginario musical vasco. Sin embargo, de las 16 canciones, solo cuatro conservan íntegra la letra original. Las restantes, bien sufren añadidos con poemas de marcado carácter nacionalista, bien adquieren una letra completamente nueva, a partir de textos de Arrue, Kirikiño, Altuna y otros. Una,’Itxarkundia’, sobre un poema de Sabino Arana, se convertiría en un himno de los gudaris durante la guerra. Esta colección de canciones fue publicada en 1915 con el título ‘Euzkel Abestijak’ por Juventud Vasca, pero es de muy difícil localización.

En los años diez, Guridi escribe al menos otras tres canciones que han desaparecido. De dos de ellas no se tienen apenas datos. De una tercera se sabe que fue escrita en un homenaje a Trueba y ponía música a ‘Meditación’, uno de sus poemas. No es el caso de ‘Neure maitia’, una pieza en estilo popular publicada en 1915. Además, escribió otros dos lieder (‘Almas y estrellas’ sobre un texto quizá de Uranga y Revenga, y ‘Canción de niño’, a partir de un poema de Antonio Plasencia, hombre de negocios, humanista y benefactor de las artes). El primero permanece inédito. El segundo no ha sido grabado jamás.

En la recta final de los años veinte publica ‘Otoñal’, que es una nueva versión de una de las ‘Euzkel Abestijak’ con distinta letra, y ‘Berce’, un tema a partir del folclore gallego en el que ve similitudes notables con algunos temas vascos. La canción fue armonizada por Guridi y publicada de nuevo en ‘Euzkadi’.

Con todo, la colección más importante en cuanto al número de piezas es la de ‘XXII canciones del folclore vasco’, editadas en 1930 a cargo del autor. Una de estas obras es una versión más larga de ‘Ator’, que ya figuraba en el cancionero de 1913.

Camino a Madrid

La etapa concluye con su colección más célebre: las ‘Seis canciones castellanas’, que surge del encargo de la banda sonora para la película ‘La malquerida’. Guridi se trasladó a pueblos de Ávila a recoger material pero la Guerra Civil frustró el proyecto. Parte de esos apuntes fue la base para esta colección, que ganó el concurso que la Delegación de Propaganda había convocado para conmemorar el segundo aniversario de la toma de Bilbao por el Ejército de Franco.

A finales de año, Guridi se traslada a Madrid. Comienza entonces un período de fructífera colaboración con Jesús María Arozamena, su valedor ante las autoridades del nuevo régimen y libretista y guionista en numerosas obras hasta los años sesenta. Con texto de este fecundo autor, escribe ‘Albada’ sobre un tema tradicional aragonés; ‘La novia del rey’, sobre cuatro temas vascos; y ‘Seis canciones infantiles’. También en los años cuarenta compone ‘Si te gusta mujer casquivana’, con letra de Luis Tejedor, que estaba desaparecida y Zabala ha hallado en el archivo familiar. Y a petición del prestigioso crítico Antonio Fernández-Cid, puso música a un texto de Ramón Cabanillas, ‘Todol-os dias’, para el volumen ‘Doce canciones gallegas’. Es una pieza con la que, a juicio de Zabala, el compositor alavés inicia una cierta evolución en su escritura, hacia una mayor modernidad aunque muy lejos de la forma en que ya se componía en Europa desde al menos veinte años antes.

El catálogo de piezas para voz y piano o bien, en contadas ocasiones, voz y orquesta de Guridi es muy amplio, pero el resto no se pueden considerar estrictamente lieder. Se trata de partituras de música popular que -además de las obras para escena, cómo olvidar ‘El caserío’- en muchos casos han adquirido gran notoriedad. El alavés escribió numerosos títulos para grupos como Los Chimberos, Los Bocheros y otros, algunos tan célebres como ‘Tu amor y el tamboril’. No solo eso, en su catálogo no falta la música religiosa. Ni la militar: en 1938, compuso una ‘Canción de guerra para las Brigadas de Navarra’.

Es la parte ‘culta’ de ese catálogo, el lied que tanta tradición tiene entre los compositores centroeuropeos de los siglos XIX y XX, la que permanece más oculta. Ahora Zabala, que ha redescubierto, documentado y en algunos casos salvado esas canciones, trata de que pasen a la posteridad con una edición escrita y discográfica. Guridi, de cuya muerte se cumple medio siglo el próximo jueves, lo merece.

 

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