Medio siglo en la brecha del canto

Se fundó en 1966 para la misa de inauguración de la iglesia de los padres Capuchinos de Errenteria y, tras 50 años de intenso trabajo, la Coral Andra Mari se ha convertido en un referente cultural.

UN REPORTAJE DE AITZIBER MUGA. FOTOGRAFÍA A.M./ ANDRA MARI/ IÑIGO ARANBURU – Lunes, 20 de Junio de 2016  Enlace a la noticia

bin_21228923_con_11283734_6377_1

En los 80 pusieron voz la disco Aita Donosti-Jesús Guridi 

La llegada de un hermano capuchino, José Luis Ansorena, en septiembre de 1966 a Errenteria fue el germen de la Coral Andra Mari. Ansorena era un gran amante de la música y ese año decidió formar un coro para la inauguración de la nueva parroquia de los capuchinos, la iglesia de Fátima. Ansorena ya se había distinguido como director de coros en los conventos de Zaragoza y Pamplona.

El 12 de noviembre se llevó a cabo la consagración de la nueva parroquia y fue en este lugar donde se estrenó el nuevo coro. “Tuvo tanto éxito que decidieron presentarse al concurso provincial de villancicos de Errenteria y ganaron”, relata Joxe Mari Arbelaitz, una de las voces más veteranas de la formación, con 48 años en activo.

Este coro fundado para amenizar las misas, poco a poco fue ampliando su repertorio y, además de obras religiosas, también trabajó el cancionero vasco y la polifonía. De hecho, solo dos años después de su creación, la Coral Andra Mari se presentó al concurso de Habaneras y Polifonía de Torrevieja logrando el tercer puesto en Polifonía.

De este modo, un coro de iglesia pasó a ser un grupo del pueblo. “Ansorena era un gran amante de la música vasca, cantamos canciones populares, pero más que eso, Ansorena era un gran defensor e impulsor de los nuevos compositores vascos, música que todavía hoy es moderna”, destaca Aizpea Aizpurua, otra de las integrantes del coro. De hecho, entre 1967 y 1976 la Coral Andra Mari grabó seis discos con obras musicales vascas. Muchas de ellas no habían sido nunca grabadas por ningún otro coro. “Eran piezas de una gran dificultad vocal”, señalan los miembros del coro.

Muestra de esta pasión por la música vasca fue la creación, por parte de Ansorena, de Musikaste, la semana musical de Errenteria dedicada a la difusión de las obras de compositores vascos, y Eresbil, Archivo Vasco de la Música ubicado en Errenteria.

Asimismo, con el fin de consolidar el proyecto de la Coral Andra Mari, se creó en 1968 el coro infantil Orereta Abesbatza y en 1976 la agrupación juvenil Oinarri. Con esta cantera, se trataba de dotar de savia nueva a la Coral Andra Mari.

Otro de los cometidos de Ansorena era el didáctico. “Organizaba conciertos para el pueblo, para que la gente pudiera disfrutar y aprender de este tipo de música. También dábamos conciertos en pueblos muy pequeños de los alrededores para que la música clásica y moderna no fueran solo una cosa que se pudiera escuchar en la capital”, apunta Izaskun Pascual.

Pero al mismo tiempo, la Coral Andra Mari ha pisado los escenarios más importantes del Estado, como por ejemplo la Maestranza o el Palau, e incluso el Teatro Colón de Buenos Aires (Argentina). Y eso no se logra sin esfuerzo y dedicación.

En este sentido, en la década de los 70, la Coral Andra Mari llevó a cabo un gran salto cualitativo, convirtiéndose en referente cultural y se embarcó en proyectos nunca antes imaginados. De este modo, en julio de 1971 ofreció su primer concierto sinfónico-coral en Errenteria, junto a la Orquesta Sinfónica del Conservatorio de Donostia.

En los años 80 el coro desarrolló una actividad casi frenética en la que participó en la ópera Les pêcheurs de perles junto a Alfredo Kraus y grabó el disco Aita Donostia-Jesús Guridi.

En la década de los 90 llegó el relevo en la dirección. “Tras 27 años de intentísima actividad, en 1994 José Luis Ansorena decide dar el relevo en la dirección y José Manuel Tife es nombrado nuevo director”, recuerdan en la coral. Junto a Tife, a pesar de continuar con la filosofía de su fundación, requerían al coro cada vez más a menudo en obras sinfónico-corales y cada vez trabajaba un repertorio más exigente. En estas últimas décadas la Coral Andra Mari ha actuado junto a orquestas de renombre.

Finalmente, el año pasado Tife dejó la dirección en manos de Andoni Sierra y José Antonio Pascual.

No obstante, la actualidad tiene otra cara. “50 años son muchos años y hemos tenido momentos muy buenos y otros más duros también, y ahora no son buenos tiempos para los coros porque no estamos de moda”, reconoce Aizpurua.

“Antes el coro era la excusa para poder salir de casa y ahora los jóvenes tienen muchas alternativas para hacerlo”, añade Izaskun Pascual, otra de las voces de la coral.

Y le apoya Aizpurua: “Para cantar en un coro hace falta un compromiso, venir a los ensayos y los fines de semana estar dispuesto a ofrecer actuaciones. Hay que estar dispuesto a este sacrificio”.

A pesar de todo ello, Aizpurua anima: “Cantar en un coro es más moderno que nunca: promueve la igualdad real entre hombres y mujeres, y entre gente de distintas generaciones. No es fácil encontrar otra actividad que promueva la colaboración entre tanta diversidad de personas”.

Para Pascual lo más importante del coro es el gran capital humano de las personas con las que se ha encontrado en la formación. “Son todos muy jatorras. Yo con mi padre difícilmente puedo compartir una actividad, pero aquí hay gente de su generación con la que he salido de fiesta”. Estas palabras son apoyadas por Maitane Eizagirre, mientras que Luismi Yerobi, Ángel Palomo y Joxe Mari Arbelaitz recuerdan los viajes y juergas de las que han disfrutado gracias a la coral.

La villa de Errenteria ha agradecido toda la labor que la Coral Andra Mari ha llevado a cabo en este medio siglo para enriquecer su vida cultural. Por ello, la agrupación ha sido la elegida para ser homenajeada en las fiestas de madalenas y será la encargada de lanzar el txupinazo. Asimismo, otros grupos como la tamborrada de Telleri también han requerido su participación y en la misa mayor ofrecerán una actuación especial. “Estamos encantados y muy ilusionados con lanzar el txupinazo”, asegura Yerobi.

“El camino de los 50 años no siempre ha sido fácil, pero vamos en camino de cumplir cien. Invitamos a todos a participar de nuestra celebración y a cantar con nosotros”, concluye Aizpurua.

La Coral Andra Mari ha decidido celebrar su cincuentenario desde el festival de Musikaste de 2016 al del 2017, al ser este evento muy emblemático e importante para la agrupación. Por tanto, hasta la próxima primavera continuarán sus actos especiales. Además de conciertos, Andra Mari está preparando un disco que recogerá las grabaciones más representativas de este medio siglo y un libro sobre su historia que lo esribirá Arantxa Lopetegi. Su presentación está prevista para noviembre. Ese mismo mes, se instalará una exposición en la Casa Xenpelar.

Anuncio publicitario