Guridi

Julia Guridi: “Me emociona que se grabe la ópera ‘Mirentxu’ de mi padre”

Comienza la primera grabación de la obra del vitoriano Jesús Guridi en un proyecto de la sociedad coral, con la soprano Vanessa Goikoetxea

Noticias de Alava: Maite Redondo 11·09·23 | 11:18 | Actualizado a las 12:47 Enlace a la noticia

La soprano Vanessa Goikoetxea y Julia Guridi, hablando a la entrada del Palacio Euskalduna PABLO VIÑAS

Julia Guridi, hija del compositor gasteiztarra Jesús Guridi, no sale casi nada de casa, sobre todo, desde que dejó de cantar en la Coral de Bilbao coincidiendo con el inicio de la pandemia. “Tengo ya 88 años, ya no veo a nadie que cante con esta edad”, asegura sonriendo.

Pero la ocasión lo merece. La quinta de los seis hijos del compositor vasco se encuentra con la soprano Vanessa Goikoetxea, en presencia de DNA, para hablar de su padre, con motivo de la primera grabación de la ópera en euskera Mirentxu, que Jesús Guridi compuso y se estrenó el 31 de mayo de 1910 en el Teatro Campos Elíseos de Bilbao, por encargo de la Sociedad Coral de Bilbao. 

Y es precisamente la agrupación coralista bilbaína la que lidera la iniciativa de este proyecto, denominado Euskal Opera, que tiene como objetivo la recuperación del patrimonio lírico vasco. En 2021, se recuperó la ópera Maitena, cuya partitura yacía en el archivo foral hasta que la Sociedad Coral de Bilbao decidió rescatarla para grabar un disco junto a la Orquesta Sinfónica de Bilbao y un elenco de solistas. Tras Maitena, este proyecto, que cuenta con el apoyo de la Diputación de Bizkaia, el Gobierno Vasco y Petronor, dio un paso más el año pasado y reconstruyó la partitura de Lide ta Ixidor, de Santos Intxausti, considerado el primer cuento infantil musicalizado en euskera. A partir de hoy, se iniciará la grabación de Mirentxu, para lo que se contará con la participación de la Orquesta Sinfónica de Bilbao (BOS)y de artistas vascos, entre los que destaca Vanessa Goikoetxea, como Mirentxu.

Julia Guridi tenía 26 años cuando su padre murió repentinamente en su vivienda en la calle Sagasta de Madrid, el 7 de abril de 1961. Su hija le recuerda “como un hombre muy sencillo, una buenísima persona. Hay artistas que suelen ser muy estirados, pero él era todo lo contrario, era muy normal. Además, no se enfadaba nunca. Mi madre se murió cuando yo tenía 11 años, muy joven. Nos dejó a todos muy pequeños, para mi padre fue un golpe muy duro”, rememora con tristeza.

La música siempre ha acompañado a la familia Guridi. Guridi era hijo y bisnieto de músicos: su padre era violinista, su madre tocaba el piano y su bisabuelo por parte materna era el organista y compositor Nicolás Ledesma. “Él tenía la ilusión de que todos estudiáramos algún instrumento, que alguno tocara la trompeta, por ejemplo, pero entre el colegio y otras asuntos nos fuimos poco a poco escaqueando. Yo le dije que quería estudiar solfeo, pero era un poco vaga. En realidad, era una niña y me gustaba jugar, como a todas las niñas. Y cuando tuve que elegir entre piano y violín, que eran los más normales en esa época, dije: violín. Ya se oía mucho el piano en casa. Pero llevábamos la música en la sangre, en casa todo era ambiente musical. Por ahí pasaron muchísimos músicos, y en la familia se hablaba, pero de forma normal. No creas que estábamos todo el tiempo hablando de música, sino de todo, como cualquier familia”, se ríe.

Julia no tiene recuerdos de su infancia en Bilbao porque se trasladaron a Madrid nada más acabar la Guerra Civil y ella apenas tenía cuatro años. “Allí viví hasta unos años después de casarme. Desde entonces, me trasladé a Bilbao y aquí estoy encantada”. La hija del compositor vasco confiesa que se sigue emocionando cuando escucha la música de su padre. “Fue un gran músico y un gran hombre. Compuso obras increíbles como El caserío, Amaya, Mirentxu… Que ahora se grabe esta última ópera me emociona”, confiesa la hija del compositor. 

Cuando se le pregunta cuál es la obra preferida de su padre, contesta sin dudar: “Me entusiasma una que para el gran público no es la más conocida: el Cuarteto número 2 en La, el segundo que escribió”.

Ópera en euskera

En un momento de gran proyección estatal e internacional y en medio de una apretada agenda (debutó recientemente en el Covent Garden de Londres, la Ópera de Limoges, el Festival de Peralada o el Real de Madrid), la soprano vasca Vanessa Goikoetxea ha aceptado el reto de interpretar Mirentxu. “Hasta ahora, no se había realizado ninguna grabación de esta ópera, que es una auténtica joya. Fue una zarzuela, Guridi fue haciendo revisiones y pasó a ser una ópera; la aria de Mirentxu es una joya, de hecho, los cantantes la hemos interpretado muchas veces, pero no había ninguna grabación, por eso es tan importante que se haga este proyecto”, afirma la soprano durangarra, para quien será, además, la primera vez que cantará una ópera en euskera.

“Es una experiencia muy interesante. Como cantante lírica, no es normal, interpretamos música vasca, pero no hay tantas óperas en euskera. En realidad, a mí me resulta muy natural porque es mi lengua materna”, explica. 

Un rol complicado, que la soprano ha preparado durante este verano. “Guridi es un compositor que en una primera lectura parece muy fácil, pero su escritura es muy complicada. Tiene momentos de sencillez abrumadora, pero otros, en los que se mezclan las voces, las orquestas, buscando dar una multitud de colores, que son muy ricos. El rol es una joya, interactúa con todos los personajes. Estoy encantada de grabar la música de Guridi, que es tan maravillosa”. 

Nacida en Florida –su padre era pelotari– aunque creció en Durango, la soprano tiene ya a sus espaldas un gran número de éxitos, entre los que se incluye roles como Donna Anna (Don Giovanni) en su debut en el prestigioso Covent Garden de Londres. Vanessa Goikoetxea está ahora en su mejor momento profesional. 

“Este verano he pasado dos semanas en casa, por lo que he podido disfrutar un poco de Euskadi y de mi familia. Pero estoy preparando varios papeles a la vez, además de Mirentxu. Empezamos la grabación este lunes –por hoy–, la acabaremos el viernes y el domingo me iré a Estados Unidos para cantar Alzira de Haendel. Luego, tengo previsto viajar a China, a Italia, volveré a Durango para un concierto con motivo de los 25 años del San Agustín Kultur Gunea. Y luego iré a Niza a cantar Rusalka de Dvorák, un papel que me hace mucha ilusión. Aunque cante mucho Mozart, mi corazón es muy romántico. Me gustan los compositores eslavos, rusos, ese estilo de música me derrite el alma”, ha confesado la soprano. 

Vanessa Goikoetxea tiene la fortuna de poder viajar con su familia, con su pareja y su hijo Mark. Su familia supone una base emocional muy importante para su trabajo y “poder estar con ellos es todo un regalo”, confiesa.

Donostia, Guridi, Sorozábal, la tríada prodigiosa

Xoán M. Carreira lunes, 27 de marzo de 2023 Enlace a la noticia
Miren Urbieta Vega © Michal Novak | QM

Euskal Kantak fue el segundo de los conciertos del ciclo ‘Cantos ibéricos’ que la Fundación Juan March dedica a la canción con textos en gallego, vaso, portugés y catalán, un ciclo que se presenta igualmente en la Fundação Calouste Gulbenkian de Lisboa, donde este Euskal Kantak había tenido lugar casi una semana antes (12 de marzo). 

Miren Urbieta-Vega (soprano) y Rubén Fernández Aguirre (piano) ofrecieron una afortunada selección del repertorio de canción en euskera desde la Belle Époque hasta la actualidad, en la cual estaban presentes, cómo no, las tres grandes figuras -aparte de Maurice Ravel- de la música vasca del siglo XX: Aita Donostia (1886-1956), Jesús Guridi (1886-1961), y Pablo Sorozábal (1897-1988).  

Miren Urbieta es una muy competente soprano, con toques de excelencia, que no parece comprender bien los condicionantes propios de la canción como género. Por eso su mejor momento estuvo en los lieder de Heine-Sorozábal (1929), originales para voz y orquesta, que por otra parte eran la joya de este bien articulado programa. 

En el otro extremo está la interpretación de las canciones de Iparaguirre (1820-1881) y Guridi, cuyo elaborada ingenuidad es incompatible con los modismos veristas con que quiso dotarlas Urbieta-Vega. Una oportunidad perdida de ofrecer una mirada ecuánime y coherente sobre este hermoso repertorio. 

El pianista Rubén Fernández Aguirre es un excelente acompañante, brillante discípulo del Maestro Félix Lavilla, y solventó con dignidad sus intervenciones solísticas: Oñazez [Con dolor], para piano solo, uno de los engañosamente sencillos Preludios vascos (1912-18) de Aita Donostia, y las Pinceladas de El Caserío de Jesús Guridi arregladas para piano solo por Carlos Imaz (1972) en 2020.  

El punto más débil del concierto estuvo en la traducción de subtítulos de los textos de las canciones, con esporádicos y llamativos errores en términos muy comunes («ama» es «mamá», no «ama», por ejemplo) que alcanzaron lo esperpéntico en el caso de las canciones de Iparaguirre que fueron traducidas desde el vasco de Guipúzcoa original al español hablado en Vizcaya, para mi -y otros muchos- entrañable, pero que resulta grotesco por ser motivo secular de burla en la tradición literaria y teatral española, incluyendo El Quijote de Cervantes. 

«MIRENTXU» DE GURIDI VUELVE AL TEATRO DE LA ZARZUELA 52 AÑOS DESPUÉS BAJO LA DIRECCIÓN DE ÓLIVER DÍAZ

Autor:Codalario 19 de noviembre de 2019 Enlace a la noticia

El Teatro de la Zarzuela estrena el próximo viernes día 22 de noviembre, en versión de concierto, la ópera española Mirentxu, de Jesús Guridi, durante dos sesiones [también se podrá ver el domingo 24 de noviembre a las 18 horas] dirigidas en lo musical por Óliver Díaz. El «idilio lírico en dos actos» de Guridi, que se cantará por primera vez en vascuence en el Teatro de la Zarzuela, no se escucha en este coliseo desde el mes de enero de 1967, precisamente en un homenaje en honor de Guridi. Será la tercera ocasión en la que Mirentxu suene en el Teatro de la calle de Jovellanos; la primera fue en 1915, cinco años después de su estreno absoluto en Bilbao, según explica el propio teatro en nota de prensa. En el reparto estarán Ainhoa ArtetaMikeldi AtxalandabasoChristopher RobertsonMarifé NogalesJosé Manuel Díaz, y el actor Carlos Hipólito.

Juanjo Mena: «El público y los músicos se sorprenden cuando escuchan a algunos compositores españoles»

El director de orquesta vitoriano inaugura la temporada del Teatro de la Zarzuela con «El caserío», de Guridi.

MadridActualizado:

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Juanjo Mena, en el Teatro de la Zarzuela – Maya Balanyá

Tiene Juanjo Mena (Vitoria, 1965) una marcada flema británica; quizás tengan algo que ver los años que ha pasado al frente de la Orquesta Sinfónica de la BBC. Pero se incendia cuando habla de música y, especialmente, de Jesús Guridi, cuya obra más conocida, «El caserío», dirigirá desde el viernes próximo (y hasta el 20 de octubre) en el Teatro de la Zarzuela, en una producción procedente del Teatro Arriaga de Bilbao.

¿Es la primera vez que aborda «El caserío»?

La dirigí hace unos años, en 2000 o 2001. Era titular entonces de la Orquesta Sinfónica de Bilbao y la grabamos; una grabación muy rápida que nos pidió el sello Naxos. No era el momento más adecuado, porque yo acababa de empezar a trabajar con la orquesta; pero yo creía que la exigencia de una grabación sería bueno para los músicos. La grabamos en Vitoria, en el Conservatorio de Música Jesús Guridi, en la sala que yo conocía muy bien. Ahí está la grabación; es un momento muy diferente a éste.

¿Y al regresar a la partitura ahora, lo ha hecho como si la leyera por primera vez?

Realmente sí. En primer lugar, porque hasta ahora no ha sido posible tener una partitura de dirección de orquesta de la obra;dirigíamos con la partitura de piano y voz. Cuando la grabamos, además, yo era muy joven; toda la experiencia que he adquirido en estos casi veinte años me ha llenado la cartera de información, de ideas, de cómo trabajar. Ahora es el momento idóneo para que me llegue esta partitura. Había un manuscrito que le había llegado a Miguel Roa, y solo al final de su vida se lo entregó a la editorial Tritó, que ha realizado una edición de un gran nivel. Y por fin puedo ver una orquesta. El cambio es increíble; todo tiene sentido. La orquestación explica muchas cosas del texto y de las escenas. Por ejemplo, está muy clara –y no lo estaba en la partitura de piano y voz–, en la pelea de los versolaris, en la que Guridi incrementa la tensión con un giro en las violas en la cuarta frase con un trémolo superdramático, que indica que algo va a pasar, que llega el enfrentamiento final. El cambio entre las dos partituras es abrumador, y por eso estoy disfrutando tanto.

Mucha gente considera «El caserío» como uno de los mejores títulos de nuestra zarzuela…

Y estoy de acuerdo. Es una obra especial por su orquestación, por su sonido, por sus melodías. Tiene el contraste de sus dúos cómicos, pero lo fundamental de «El caserío» es que es un órgano sonando; se nota que Jesús Guridi fue organista en la Iglesia de San Manuel y San Benito, muy cerca del Retiro, en Madrid. El sonido es redondo, profundo; las armonías son cambiantes; y lo más importante de «El caserío» es que su música es de una enorme belleza. Porque está tratada desde el órgano; desde el sonido, desde la voz -no es casualidad que Teresa Berganza cantara como lo hacía; también fue alumna de órgano del maestro Guridi-. Estamos hablando de un tipo determinado de sonido; él utiliza mucho el folclore, pero lo trata con un respeto y una elegancia grandes. En cierta medida puede compararse con Bartok.

Una escena de «El caserío»
Una escena de «El caserío» – Moreno Esquibel

¿Y qué elementos folclóricos hay en «El caserío»?

Déjeme decirle que Guridi es un compositor muy cercano a mí. Soy vitoriano, como él; nací en el barrio de Zaramaga, una zona obrera. Mi madre me llevó a un colegio del que había oído que tenía mejores actividades extraescolares. Y en efecto, cuando yo tenía siete años pasó por mi clase Antxón Lete -que era un director de coros- con una flauta para ver si los chavales podíamos acertar las notas. Yo lo hice, vio que mi voz era bastante limpia y me preguntó si quería cantar en el coro. Hablé con mis padres y entré. Y lo primero que canté en ese coro fueron las «Canciones infantiles» de Guridi: «Correr y correr; no dejaremos de correr, la mariposa está al caer»…, «De niño ví una vela en el mar, su rumbo quise seguir»…, «Esta tarde en la escuela el maestro anunció que mañana no hay clase, que nos da vacación»; ahí empecé a aprender cómo colocaba Guridi los acentos tónicos, algo que le he transmitido a todos los solistas de «El caserío». Con el tiempo estuve en el Conservatorio Jesús Guridi -cuando llegó Carmelo Bernaola, que varió el nombre a Escuela de Música, el cambio fue extraordinario, incluso para la ciudad- y ahí aprendí prácticamente todo lo que tengo ahora. Ya entonces tenía un bagaje: he cantado, he tocado en la Banda Municipal, he sido txistulari, he saltado con los blusas en las fiestas de Vitoria… Quiero decir que he estado muy en contacto con el folclore… Los ritmos de la biribilketa, del zortziko o de la espatadantza, son innatos en mí, las llevo dentro. Y vuelvo a su pregunta. En «El caserío» hay, prácticamente nada más empezar, una biribilteka en el coro inicial… El folclore vasco está muy identificado en toda la obra a través de los ritmos, y especialmente el del zortziko, en un compás de 5/8, en el que la característica que lo hace especial es que se acentúa la segunda parte. La base rítmica del folclore vasco está en «El caserío»: el arin-arin, la espatadantza, que en esta obra es extraordinariamente compleja, quizás porque es la que se hacía en la iglesia, y Guridi quería darle un toque de misterio.

¿Está suficientemente valorado Jesús Guridi? ¿Es suficientemente conocido?

Cuando lo he dirigido fuera siempre ha sorprendido a los músicos y al público. Pasa lo mismo con Arriaga, si nos ceñimos al repertorio vasco. Guridi es un grande, porque en el entorno de las dos guerras mundiales y la guerra civil, sin haber tenido la referencia de una generación de grandes compositores clásicos españoles -teníamos apenas dos o tres-, haber conseguido llegar a hacer lo que hizo… Hay citas en «El caserío» de «Tristán e Isolda», y la manera de orquestar es wagneriana; pero conseguir en aquella época una partitura era una odisea. Para muchos compositores de aquel período la única conexión con el mundo era la radio. Desde ese punto de vista Guridi es un grande; haber compuesto esta obra, las «Diez melodías vascas», el «Así cantan los chicos», la «Sinfonía pirenaica»… Yo he llorado grabando sus obras o las de Turina con la BBC Symphonic. Pero queda mucho que hacer, por ejemplo, con los materiales de orquesta.

 

La diversidad de la zarzuela en ‘El caserío’ de Guridi

El Teatro de la Zarzuela inicia temporada con una de las cumbres del género: un poético e inspirado canto a la tierra vasca del maestro Juanjo Mena y el director de escena Pablo Viar.

EL MUNDO. CULTURA. Enlace a la noticia

 14 representaciones entre el 3 y el 20 de octubre

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La zarzuela es mucho más plural y abierta, como es España, de lo que se piensa. Esta imagen de que solo pertenece a un sitio o algunos personajes de Madrid es errónea», asegura Daniel Bianco. Con la intención de demostrarlo, el director del Teatro de la Zarzuela inicia su cuarta temporada con El caserío (1926), una carta de amor a la tierra vasca considerada como una de las obras cumbres de Jesús Guridi y del género. Que vendrá acompañada en noviembre de Mirentxu (1920), zarzuela anterior del compositor que se representará en versión concierto y, por primera vez en este coliseo, en euskera.

El caserío regresa así al mismo escenario donde se estrenó 42 años después de su última representación, razón ésta ya suficiente para recuperar el título, según Bianco. «Cuando vi que Guridi y esta obra llevaban tantos años sin estar en este teatro pensé que tenían que volver. Por algo es una obra con tantísimo éxito y una de las zarzuelas más representadas a lo largo de la Historia», señaló el también escenógrafo de esta producción del Teatro Arriaga de Bilbao y el Teatro Campoamor de Oviedo. «Guridi aborda el folclore con elegancia y esto me parece importante en estos tiempos en que vivimos: no es una cuestión de nacionalismo, sino de amor a la tierra, la raza y el alma vascas», afirmó.

Para Juanjo Mena, vitoriano como Guridi y director musical del montaje, El caserío es «una obra magistral, desde el punto de vista de orquestación más» a la que se siente profundamente ligado. «Vivo en un caserío de un indiano con su palmera. Lo primero que canté en una escolanía fueron las seis canciones infantiles de Guridi y a partir de ahí todo fue Guridi en mi vida. Es algo que está dentro de mí», afirmó.

El director de escena, el bilbaíno Pablo Viar, ha condensado el libreto de Federico Romero y Guillermo Fernández-Shaw para dar a luz un espectáculo tan ágil como respetuoso con el original: una fábula ambientada en Arigorri, una aldea idílica e imaginaria de Vizcaya. «Hemos intentado reflejar la inmensa poesía, el lirismo, el sentimiento, el humor y la magia que encierra» esta comedia lírica en tres actos. «El primero es como un pequeño cuento que funciona casi de manera autónoma y presenta a los personajes. Todo lo que sucede encuentra su reflejo en el segundo y el tercero porque existen muchas cosas duplicadas», explicó Viar sobre el mundo del caserío y la sidrería, sus respectivos triángulos familiares liderados por un patriarca y una matriarca, el drama y el humor que domina a cada uno.

«A partir de ese bellísimo preludio se da inicio al mundo del frontón, donde hemos intentando concentrar la acción de los siguientes actos», continuó diciendo sobre un espacio que «en el mundo vasco opera como plaza del pueblo, como ágora o, como dicen artistas vascos como Oteiza o Chillida, un lugar cósmico, una caja metafísica que esta producción también intenta recoger», señaló. «Finalmente hay unos elementos de magia, brujería y demás que ayudan a la solución del conflicto final», añadió.

Las sopranos Raquel Lojendio y Carmen Solís darán vida a la joven Ana Mari, sobrina del tío Santi, propietario del caserío Sasibil, de quien está enamorado Txomin sin ser correspondido. Los barítonos Ángel Ódena y José Antonio López encarnarán al tío Santi, quien adoptó a Ana Mari cuando quedó huérfana en América y urde un plan con Don Leoncio, el cura del pueblo, para que Ana Mari y su sobrino José Miguel se enamoren. Los tenores Andeka Gorrotxategi y José Luis Sola interpretarán el papel de José Miguel, enamorado también de Ana Mari (y Ana Mari de él), pero quien abandona la aldea al saber que esta va a desposarse con su tío, con lo que perderá de un plumazo la herencia y el amor. Las mezzosopranos Marifé Nogales y Ana Cristina Marco interpretarán a Inocencia, la hija de Eutasia, que se declara con éxito a Txomin, criado del caserío representado por los tenores Pablo García-López y Jorge Rodríguez-Norton. El rol de Eutasia, la dueña de la sidrería, lo asumirá la mezzosoprano Itxaro Mentxaka, el de su marido Manu el actor Eduardo Carranza, y el de Don Leoncio el también actor José Luis Martínez.

Un momento fundamental de esa producción será la danza, coreografiada por Eduardo Muruamendiaraz y ejecutada por ocho bailarines de su compañía Aukeran Dantza Konpainia. El Coro del Teatro de la Zarzuela, tres figurantes y cuatro niños completan el equipo artístico sobre el escenario.

La representación de El caserío del 17 de octubre se podrá disfrutar a través de Facebook, Youtube y la web del teatro. Según señaló Bianco, las retransmisiones en streaming de los anteriores espectáculos del Teatro de la Zarzuela ya han superado el medio millón de espectadores. Y Radio Clásica emitirá la función del 19 de octubre en directo. Asimismo, el coliseo celebrará donde encuentros con Mena y Viar, el primero con alumnos de la Escuela Superior de Canto de Madrid y el segundo con alumnos de la Escuela Municipal de Arte Dramático, el 11 y el 16 de octubre.

Concierto del organista Willibald Guggenmos mañana en la basílica de Loiola

E. A.AZPEITIA.

Conciertos el 6 y 13 de octubre

Órgano de la Basílica de Loiola

Dentro del XX Ciclo Internacional de Órgano Romántico, mañana se celebrará el primero de los conciertos programados en la basílica de Loiola.

A partir de las 20.00 horas, el organista alemán Willibald Guggenmos interpretará varias piezas de Tomás Garbizu, Jesús Guridi y Charles M. Widor.

El segundo de los conciertos será el 13 de octubre y correrá a cargo del organista local Ignacio Arakistain junto al txistulari Peio Irigoien. Cerrará el ciclo de Loiola el concierto que ofrecerá el día 20 Óscar Cadendo junto Easo Araoz Gazte Abesbatza.

El vigésimo Ciclo Internacional de Órgano Romántico se llevará a cabo entre las localidades de Azpeitia, Azkoitia y Bergara.